domingo, 24 de julio de 2011

De personas y plantas

Cuan bruja chamánica, los domingos hundo las uñas en la tierra porque es el día en el que me dedico intensamente a la jardinería que tantas satisfacciones proporciona al podar, abonar, conducir las ramas, escarbar, reproducir esquejes y ¡plantarlos!

Esta mañana he descubierto con placer el potencial de aprendizaje de este hobby ya que al plantar tres macetas nuevas con semillas es obligado someterse a la práctica de la paciencia, de la fe, y de la confianza en que -a su tiempo, y con el debido cuidado- nacerán.

Quiero decir que ahora mismo mis terracotas muestran -exclusivamente- la tierra rasa sin apariencia alguna de vida. Dentro de unas semanas -con suerte y mimo- despuntará un primer centímetro de vida que irá creciendo y convirtiéndose en una hermosa planta ornamental.

Me pregunto si la crianza de hijos y nietos, si la profesión docente, y la de coach, no es en gran medida como la práctica de la jardinería: cuestión de cuidado, mimo, paciencia y fe en lo que emergerá -más pronto que tarde- como materialización del latente potencial. Al entrenar ocurre lo mismo: sientes el potencial de los líderes, de los equipos, y tras salir de la zona de confort -dejando atrás las inercias, ideas limitantes, los miedos y anclajes- emerge el primer centímetro de vida que irá creciendo convirtiéndose en un poderoso cónclave humano. Les dejo ahora... regadera en mano me dirijo a la balconada donde ellas (las plantas) sonríen al porvenir.